El silencio

El silencioEl silencio no es la ausencia de ruido sino más bien la armonía. Por eso, puede ser tan solemne guardar un minuto de silencio como disparar veintiún cañonazos.

Estar en silencio es estar en sintonía, en la que un ritmo tenue puede polarizar tu atención y ahogar ruidos estridentes. Las sensaciones, sonidos, imágenes, llenan tus sentidos de ritmo y esencia como si fueran néctar, música celestial y luz divina.

Pero el silencio cobra su trascendencia cuando los estímulos sensoriales son mínimos, cuando se hace el toque de queda en tu conciencia y hay ocasión para el pensamiento y la reflexión.

Entonces el silencio es el espejo mágico en el que puedes verte, y la compañía solemne que puedes necesitar para los grandes retos y las grandes decisiones, como el trapecista que va a dar el salto mortal.

Pero el silencio puede ser tu aliado o tu «enemigo». Si estás en armonía de conciencia sabrás saborear el silencio que tendrá para ti una especial atracción, como la fascinación de una caracola de mar.

Si eres en cambio prisionero de tu conciencia, no podrás soportar el silencio y buscarás el ruido para embriagarte, tratando de huir de ti mismo.

También tendrás que evitar quedar atrapado por el silencio y la armonía, como Ulises con el canto de la sirena, porque el bullicio es también necesario para alimentar tu espíritu para que pueda ir orquestando sus expresiones y su sensibilidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.