La cuarta manzana

La cuarta manzana
La cuarta manzana

Cuatro hitos históricos han transformado y transformarán la historia de la humanidad. Se corresponden con cuatro manzanas famosas, la última todavía por llegar.

La primera manzana es la de Adán y Eva, cuando el ser humano adquiere consciencia de su realidad existencial e inicia el proceso de la inteligencia, del conocimiento y de desarrollo de lo artificial. Comienza a talar bosques, cambiar el curso de los ríos, transformar semillas, construir edificios, puentes….etc.

La segunda manzana es la de Isaac Newton. Abre el pensamiento a las leyes universales, la investigación del Universo y la profundización en el conocimiento de la materia y la energía. Comienza el desarrollo de la tecnología: la máquina de vapor, la electricidad, el teléfono, la televisión, los vehículos, los aviones, las sondas espaciales….etc.

La tercera manzana, es la manzana envenenada que mordió Alan Touring para suicidarse, lo que parece ser inspiró a Steve Jobs para plasmarlo en el logotipo de su famosa organización. Comienza la era de los computadores, la digitalización, la nanotecnología, la inteligencia artificial, la realidad virtual, la robotización.…etc. 

Cuando la cuarta manzana aparezca en el horizonte, comenzará la culminación de la vida artificial y la consciencia ya no será patrimonio exclusivo de los humanos. Éstos evolucionarán para tratar de controlar a los robots y avatares inteligentes, pero también podrían haber cumplido ya su misión y formar parte del Jardín del Edén que podría pasar a ser controlado por una nueva naturaleza artificial.

En el libro se analizan las grandes incógnitas que tenemos sobre la realidad que vivimos y sobre las grandes preguntas que tenemos que hacernos para tratar de detectar cual puede ser la cuarta manzana que en el futuro va a transformar la existencia de la humanidad.

Llegando a la cuarta manzana los seres humanos entraremos de lleno en el misterio de la Creación para llegar a entender nuestro destino final.

¿Vivimos una realidad virtual?

Realidad virtualDentro de 2 o 3 décadas, si los ordenadores cuánticos, ahora en desarrollo, multiplican la capacidad de cálculo por miles de millones, será posible simular todo el Universo. Los «avatares» podrán ser conscientes e interactuar en su mundo virtual como hacemos nosotros los humanos en nuestro mundo real actual.

Y si fueramos capaces de crear un universo simulado «aguas abajo», cabe pensar que nuestro mundo pueda ser una simulación hecha «aguas arriba» por un «creador» de nivel superior. Si así fuera, tendríamos la percepción de tener una realidad física, aunque fuéramos avatares inteligentes de un «juego» de realidad virtual procesado en un supercomputador.

Muchos científicos, filósofos y líderes empresariales que tienen información de las fronteras más avanzadas de la Ciencia consideran que es una conjetura que hay que considerar. El libro ofrece una visión, de fácil lectura, de cuál es nuestra posición en el Universo y nuestra razón de ser, de cuáles son las principales teorías «frontera» del mundo de la Ciencia y cuáles son los indicios que pueden sugerirnos que vivimos una realidad virtual.

Una importante dificultad para simular el mundo es la creación de “avatares” que puedan aprender como lo hacemos los humanos y que tengan consciencia y puedan vivir libremente su propia realidad. Pero el mayor obstáculo es el misterio todavía sin descifrar de qué es la Consciencia y hasta qué punto es parte de la Mente y producto del Cerebro. La tecnología actual de internet, wifi, …etc., hace suponer que los cerebros también se comunican y que la Mente de una persona puede tener acceso a una información adicional a la que contiene el Cerebro.

La conjetura de que vivimos en un mundo virtual tiene su lógica y es compatible con la ciencia y con la física, y merece ser estudiada. No hay duda de que hay un control central que gobierna las leyes del Universo y que tiene que haber un «creador».

Aquí se abre el debate del más allá, de nuestra razón de ser, de la búsqueda del creador, de la existencia de diversos universos y de otras inquietudes sobre las que el libro ayuda a pensar.

El instinto

El instintoEl instinto es un estímulo interior que sirve de alerta y de ayuda para reaccionar sin pensar o para conocer cosas sin tener que razonar. Es como el “olfato” del inconsciente.

El instinto te hace tener comportamientos espontáneos que pueden incluso estar en contradicción con tus propias reflexiones. Pueden ser innatos, como los que se refieren a la conservación o la reproducción, pero también pueden haberlos adquirido igual que los reflejos.

En la naturaleza tenemos muchos ejemplos de comportamientos instintivos. Las tortugas marinas nacen sabiendo dónde tienen que poner sus huevos, igual que las golondrinas saben que tienen que emigrar. Los peces van dejando de reproducirse cuando son ya demasiados en el estanque. Son comportamientos naturales que tienen los individuos de una especie como si los hubieran heredado.

Hay instintos primarios que todos tenemos, como huir del peligro, o confiar en alguien, o emocionarte, o tener miedo…., inclinaciones que no se basan solo en la experiencia sino que son conductas naturales heredadas de la condición humana.

Pero además de los conocimientos instintivos que puedan estar programados en los genes, también somos capaces de establecer en el cerebro esquemas instintivos de alerta a partir de conclusiones que hayamos contrastado y las adoptemos como inequívocas.

En realidad, los conceptos y valores que a lo largo de la vida vamos adoptando como piedras angulares que sustentan el pensamiento son fuente generadora de conocimientos instintivos.

Las personas que han alcanzado un alto nivel de superación tienen la maestría de saber muchas cosas por instinto. Tienen la capacidad de olfatear las cosas que perciben y contrastar de antemano el valor que tienen sin necesidad de tener que procesarlas en la “cadena de aprendizaje”.

Tener suerte

herradura

Tener suerte no es cosa que puedas conseguir simplemente buscándola, aunque tampoco puedes esperar que venga a tu encuentro. Pero la suerte existe y vas a necesitarla para andar por la vida. Igual que el polen encuentra la fertilidad ayudado por el viento, así la suerte puede ser tu aliado.

Pero no pienses que la suerte es una cuestión de azar y que se presenta de forma accidental, ni creas que es el destino quien determina. Entiende y convéncete más bien que es tu conciencia quien la propicia, igual que el marino llega a entender los vientos dominantes.

Cuando la suerte te es adversa, procura no consumir energías inútilmente luchando contra los molinos de viento. Es mejor que seas como un junco que se dobla al paso del viento sin dejarse arrastrar. Despliega las velas cuando la suerte sea favorable y disponte a llegar tan lejos como puedas, estando siempre atento para no perder el rumbo. Tu brújula tiene que apuntar a tu norte contra viento y marea.

Si caminas entre riscos estarás más expuesto a vientos rachea­dos, igual que si tienes una vida de aventuras vas a estar para bien o para mal más a merced de los golpes de suerte. Si la suerte no te acompaña y no te encuentras con fuerza para resolver tus problemas, tendrás que apoyarte en las personas que te quieren o que estén dispuestas a ayudarte. Igual que cuando los vientos te sean propicios, tendrás que tener la generosidad de compartir tu suerte con los que te necesitan para encontrar su destino.

Pero nunca tienes que dejar de ser optimista y de confiar en tu capacidad. Igual que la rosa de los vientos respeta al marino y le ayuda a llegar a puerto, la suerte te va a ayudar a seguir tu camino y cumplir tus compromisos.

 

El silencio

El silencioEl silencio no es la ausencia de ruido sino más bien la armonía. Por eso, puede ser tan solemne guardar un minuto de silencio como disparar veintiún cañonazos.

Estar en silencio es estar en sintonía, en la que un ritmo tenue puede polarizar tu atención y ahogar ruidos estridentes. Las sensaciones, sonidos, imágenes, llenan tus sentidos de ritmo y esencia como si fueran néctar, música celestial y luz divina.

Pero el silencio cobra su trascendencia cuando los estímulos sensoriales son mínimos, cuando se hace el toque de queda en tu conciencia y hay ocasión para el pensamiento y la reflexión.

Entonces el silencio es el espejo mágico en el que puedes verte, y la compañía solemne que puedes necesitar para los grandes retos y las grandes decisiones, como el trapecista que va a dar el salto mortal.

Pero el silencio puede ser tu aliado o tu «enemigo». Si estás en armonía de conciencia sabrás saborear el silencio que tendrá para ti una especial atracción, como la fascinación de una caracola de mar.

Si eres en cambio prisionero de tu conciencia, no podrás soportar el silencio y buscarás el ruido para embriagarte, tratando de huir de ti mismo.

También tendrás que evitar quedar atrapado por el silencio y la armonía, como Ulises con el canto de la sirena, porque el bullicio es también necesario para alimentar tu espíritu para que pueda ir orquestando sus expresiones y su sensibilidad.

Aprender a ser humilde

humildadAprender a ser humilde es aprender la grandeza de lo sencillo y la trascendencia de lo sincero, con la conciencia de ser débil y con una voluntad esforzada que crece en libertad.

Ser humilde es estar siempre edificando los cimientos y valorar poco las superestructuras, saber que nada es eter­no y que todo puede superarse, entenderlo todo y no justificar nada, exigirte mucho y ser tu mayor crítico.

El humilde es como el artista de teatro, que puede hacer las mejores representaciones entre las me­jores bambalinas, pero sabe que su identidad está en la soledad de su camerino, despojado de todo ropaje.

Habrás de atender al «apuntador», es decir saber escuchar, y percibir al público más allá del escenario, pero ser capaz también de representar la función con las butacas vacías. No menosprecies ninguna experien­cia, y ensaya hasta la saciedad el libreto de tu vida.

Tienes que sentirte espectador de ti mismo, y estar preparado para que «pateen» tu obra, y si triun­fas habrás de bajar el telón sin prodigarte demasiado en el saludo. Haz que otros recojan los aplausos.

Tienes que tener siempre el mismo ánimo para lo trascendente o para lo insignificante, para ser el primer actor o para ser el último comparsa, y saber vivir la angustia igual que la alegría, como el actor que representa lo mismo una tragedia que un vaudeville.

La humildad es un material noble para construir tu personalidad. Si eres humilde te tratarás como a un bebé, y recibirás los mejores cuidados de la persona que más te quiere, de ti mismo.

Empatía social

empatiaSi tienes buena empatía social podrás relacionarte entendiendo a las personas que te rodean y tu cerebro procesará tus relaciones sociales con armonía sin demasiada sobrecarga y sin acumular exceso de estrés.

Ten presente que pocas cosas de las que haces son realmente privadas porque va quedando huellas de casi todo, aunque cada uno las interpreta a su manera. Por lo que a la vez que desarrollas tus actividades vas propagando informes sobre ti y dando muestras de tu conducta.

Sin embargo, cada uno se forma la idea de quién es quién y de cuáles son sus intenciones según su entendimiento y sus intereses, y cualquier idea sobre una persona está «coloreada» por el ambiente social y por las cosas que en él afectan a su identidad. Lo primero que piensa de ti una persona es si le puedes ayudar en algo o si le puedes plantear algún problema, es decir, si eres amigo o enemigo. En realidad la gente tiende a hacer una valoración emocional de tus actuaciones por pequeños detalles.

Si ignoras a la gente, y no te importa que piensen de ti lo que quieran, vas a irradiar enemistad y crearte enemigos. Si por el contrario te preocupas demasiado de lo que piensan los demás vas a cargar con mucho trabajo adicional innecesario que sobrecarga tu pensamiento.

El punto intermedio es tener la capacidad de ponerte en el lugar de los demás y comprender cuál es su situación y que es lo que pasa por su mente. Es una habilidad que no pasa desadvertida y se agradece, una empatía social que te ayuda a comprender el comportamiento de las personas y sus motivos, y te permite prevenir conflictos.

Esto no quita que haya cuestiones en las que no puedes hacer concesiones porque afectan a tu imagen y tus ideas. También hay cosas que siendo importantes pueden surgir en situaciones en las que no conviene que te impliques demasiado. Igual que en otras situaciones puedes tener que dar importancia a cosas intrascendentes que el ambiente las convierte en importantes.

La belleza es relativa

borisLa belleza es relativa porque lo bonito resalta en relación a lo feo, y por eso lo que para unos es arte para otros es basura. Hasta cosas que en muchas ocasiones nos parecieron feas podemos acabar considerándolas bellas.

A veces, hasta lo feo resulta patéticamente bello, como si por encima de la belleza o la fealdad estuviera el poder de fascinación.

Y es que lo bello, en realidad, es lo que sintoniza con tu sensibilidad y provoca en tu mundo interior emociones y sentimientos. Por eso, es bello lo que tú consideras bello, y tu gradación de la belleza será un reflejo de la escala de valores de tu realidad sensible.

Al erudito le gustan más las cosas recargadas, como recargada tiene su cabeza, mientras que quien realmente tiene conocimiento, inclina sus gustos por lo sencillo y lo elemental. A mayor claridad de ideas hay más sensibilidad para la simplicidad y la síntesis.

Pero tu sentido de la belleza va a variar como varía tu personalidad. Ten en cuenta que el paso del tiempo embellece lo que tiene consistencia y personalidad, mientras que entierra en la historia todo lo que genera indiferencia.

Si se pudiera representar tu sensibilidad artística, seria algo así como la «huella dactilar» de tu conciencia, pero en vez de nacer con ella es una huella que estás tratando siempre de perfeccionar, como si fuera la huella de tu paso por la vida.

Confianza en ti mismo

ConfianzaTener confianza en ti mismo es muy importante a la hora de emprender actividades complejas porque la confianza es una fuerza que te da ánimo y entereza para actuar con decisión.

Pero la confianza en ti mismo no debe llegar tan lejos como para despegarte de la realidad y no advertir las situaciones en las que tienes una posición de inferioridad.

El exceso de confianza te impide ver la realidad de forma objetiva y te hace caer una y otra vez en los mismos errores. Te impide reconocer los fracasos y aprender de ellos y te lleva a valorar demasiado los éxitos y a recrearte en ellos.

Si no pecas de exceso de confianza estas en condiciones de observarte a ti mismo y tener la mejor referencia de quien eres en realidad y de que cosas haces. Así podrás valorar en su justa medida como actúas y cuáles son tu resultados. Es la forma de ver tu imagen real en un espejo que no la deforma porque no tiene concavidades ni convexidades.

Advertirás que para tener confianza en ti mismo tienes que percibir que también otras personas confían en ti, para lo que te conviene evitar situaciones de conflicto y poner cuidado en no crearte enemigos innecesariamente.

La confianza en ti mismo es compatible con ser humilde, con no caer en la soberbia, con tener amor propio y con estar orgulloso de ti mismo, sin por ello ofender a nadie.

La memoria de tu cerebro es como un iceberg

iceberg de la memoriaLa memoria de tu cerebro es como un iceberg. La parte que está «sumergida» es la zona subconsciente y la parte que «emerge» es la zona consciente.

En la zona consciente reside información de las experiencias percibidas por tus sentidos, las ideas que te vas formando de la realidad, los criterios que asumes de forma consciente, los métodos y principios que vas adoptando, las razones, intuiciones, verdades, ideales….etc., y es en esta zona donde opera tu voluntad y se gestan tus decisiones y planteas tus objetivos.

En la zona subconsciente residen los sentimientos, las emociones, las sugestiones, el instinto, gran parte de los recuerdos, la gran base de datos de tus actividades, las reacciones programadas, y los modelos operativos que vas fabricando.

Todos los días incorporas nueva información y añades «peso» al iceberg de la memoria subiendo la línea de flotación. Y si añades más información de la que puedes procesar, el iceberg se sumerge cada vez más.

Pero gracias a un proceso continuo de digestión de la nueva información adquirida, el iceberg va emergiendo y eres cada vez más consciente.

La «flotabilidad» del iceberg de tu memoria está amenazada por este continuo crecimiento y necesitas restablecer el equilibrio para mantener tu estabilidad mental.

Necesitas tener una armonía mental que garantice que aunque la memoria de tu cerebro vaya aumentando de tamaño, la parte sumergida guarde su proporción con la que emerge. Si mantienes este equilibrio estás en el camino del progreso.

Esta armonía es el equilibrio entre tu Conciencia y tu Subconsciente, que son los poderes de tu mente que en conjunto constituyen tu identidad y tu capacidad de progresar y de tener éxito. Cada uno tiene su cometido y en principio ninguno de ellos domina al otro, aunque los impulsos subconscientes son difíciles de modificar porque operan de forma automática sin advertirlo.